Los homicidios a manos de asesinos a sueldo son cada vez más comunes en el país. Acabar con el fenómeno del sicariato no será tarea fácil ni para el actual Gobierno ni para el próximo, pues especialistas aseguran que estos crímenes están vinculados a microemprendimientos delictivos difíciles de rastrear. ¿Quiénes son las personas detrás de estos asesinatos? ¿Pueden ser considerados enfermos mentales?
Es 16 de octubre en Barrios Altos, pasado el mediodía. Dos sicarios a bordo de una motocicleta asesinan a un agente terna de cuatro disparos, uno de ellos en la cabeza. El suboficial Renzo López, quien también se moviliza en una moto lineal, pierde el control de su vehículo, cae al suelo y fallece instantáneamente.
El sicario de 26 años fue capturado ayer en Tumbes al intentar huir por la frontera norte rumbo a Ecuador. Steven Loayza vivía en el mismo barrio donde ocurrió el atentado y, según la Policía, ya había sido detenido a los 19 años. Su cómplice, Aaron Lozano, fue arrestado días atrás en un hotel en Lince y también registra antecedentes policiales por extorsión.
Días antes de este homicidio, un profesor fue acribillado frente a sus alumnos en un colegio de Ate.